Amor al primer mordisco

Hasta que la muerte nos separe, de Sherrilyn Kenyon Hace quinientos años que el alma de Espereta se unió a la de su esposo, Velkan, para convertirse en inmortales. Ahora deben luchar contra un viejo enemigo y contra la pasión que amenaza con consumirles. Cabalga el viento de la noche, de L.A. Banks Unas oscuras pesadillas en las que aparece una hermosa mujer y un ser extraño persiguen a Joe Ciponte en medio de la noche. Ahora, la pesadilla se ha hecho realidad... El regalo, de Susan Squires Lo único que el mayor Davis Ware desea es pedir la mano de la hermos Emma Fairchild. Pero le reclaman para que se presente de nuevo en la batalla y que se enfrente a un destino desesperado. Y Emma se aventurará en el mismo infierno para salvarle. El olvidado, de Ronda Thompson Lady Anne Balwin desea liberarse de las ataduras de la corrección. Cuando encuentra al misterioso Merrick, cuyos ojos brillan como los de un lobo, sabe que ha encontrado algo más de lo que esperaba.

CUATRO HISTORIAS INÉDITAS DE DESEO SOBRENATURAL

Velkan y Esperetta son un principe y una princesa moldavos pertenecientes a clanes enemigos. A pesar de ello se casan -por el rito tradicional y el de la magia negra- su amor y pasión son auténticos y parece que podrán afrontar todos los peligros y enemigos que tratan de separarlos. Pero no es así y mueren injustamente. Velkan es resucitado por Artemisa para servirla como Cazador Oscuro, lo que parece ser que se le escapa a la diosa es que también resucita a Esperetta porque comparte el alma con su esposo. Sin embargo la felicidad entre ambos ha muerto y tendrán que pasar más de quinientos años para resolver que sienten el uno por el otro, y vencer a sus enemigos.

A pesar de formar parte de la serie de Cazadores oscuros y tener algunos de los principales elementos base de dicha serie - el hombre atormentado, la promesa a Artemisa, y el universo Kenyon al completo con sus tres tipos de cazadores- lo cierto es que falla en todo lo demás. No aparece ningun personaje conocido, no hay apariciones de dioses, ni de vampiros ancestrales, y tampoco Velkan necesita una vía de escape. No vemos a Acheron, ni a la diosa Artemisa, no sabemos ni siquiera donde Velkan guarda su símbolo del doble arco.